Lo performático y lo analógico, el desnudo y la autorrepresentación, el cuerpo y el hábitat, lo que no termina de encajar, aquello que incomoda y se desacopla. Crear escenas y ficciones son su llave maestra para poder poner el cuerpo en primer plano conceptual, ya sea para drenar dolor o para generar vida, ya sea en soledad o con un otrx.
Cuerpa en la obra de Inés Martinez(x Inés Martinez)
Trabaja no sólo su corporalidad sino también sobre su entorno y, de algún modo extraño, lo aúna, lo desarma, lo reconvierte en un espacio algo ríspido que con un despliegue en serie siempre desemboca en un cuerpo desplomado y desplumado, desubicado y enrarecido, capaz de seducirnos tanto como de contrariarnos. Para eso está la obra de Martínez, para investigar y jugar pero, sobre todo, para no dejarnos nunca del todo tranquilxs.
Inés nos presenta su obra
Estas imágenes tienen que ver con dos proyectos diferentes los cuales, aunque están alejados en el tiempo, tienen al cuerpo como punto en común. “Tips para no llorar” es como llamé a la serie de fotografías que tomé en un momento de mucha tristeza en mi vida y que aproveché como una terapia lúdica para salir del pozo. Es así que comencé a hacerme autorretratos, en mi hogar, utilizando mi cuerpo como herramienta para expresar mis emociones y el desnudo para mostrarme sin máscaras, intentando encontrar mi propia identidad. Luego de algunas prácticas comencé a incluir a mis amigas en esta serie. Este ejercicio me ayudó a salir de mi casa y a animarme a pedirles que jugaran conmigo. Todo se fue tornando menos doloroso y más divertido, y eso puede verse en la evolución del trabajo.
Años después, con más proyectos intermedios, el cuerpo seguía hablándome y necesitaba expresarse a través de imágenes, esta vez era Olga, mi hija, desde la panza, quien acompañaría los fluctuantes cambios físicos y emocionales en esta aventura. El proyecto: “¿Qué día es hoy?” me ayudó a abrazar este nuevo cuerpo durante los días buenos, en los que me divertía creando escenas para fotografiarme con mi enorme panza, y en los días malos en los que el asco, la acidez, el dolor de cintura y la falta de sueño eran insoportables. De autorretratos fue mutando a un juego en pareja y luego a performar la idea de familia. Cuando llegó Olga a este lado del mundo, la montaña rusa fue cada vez más turbulenta, mis días se volvieron un loop.